TrATAMIENTO MEDIANTE CAMBIOS EN LA DIETA

Los medicamentos antinflamatorios podrían no ser efectivos contra la CM inducida por un medicamento. De hecho, en algunos casos dejar de tomar la medicación que causa la inflamación puede bastar para alcanzar la remisión sin necesidad de realizar más procedimientos. Del mismo modo, en algunos casos los medicamentos antinflamatorios podrían no ser capaces de superar la inflamación generada en cada comida por los alimentos inflamatorios siempre que se mantengan las sensibilidades alimentarias principales en la dieta.
Muchos pacientes con colitis microscópica han podido controlar sus síntomas y volver a la vida normal modificando la dieta. Se puede conseguir eliminando todos los alimentos que hacen que el sistema inmunitario produzca anticuerpos que pueden detectarse mediante la prueba de detección de anticuerpos IgA en muestras de heces, no comiendo fruta y verdura cruda y limitando la ingesta de fibra, azúcar, edulcorantes artificiales, alimentos ácidos y picantes. Los alimentos más comunes que causan que el sistema inmunitario produzca anticuerpos son el gluten, la caseína (la principal proteína de todos los productos lácteos), la soja y los huevos, en este orden. No todos los pacientes con CM son sensibles a todos estos alimentos, pero muchos lo son y algunos son sensibles a otros alimentos. La comida integral no procesada, como la que aparece en la imagen de al lado, no solo favorecerá la curación, sino que es mucho más sana en la mayoría de casos.
Durante décadas, muchos gastroenterólogos han afirmado que la dieta no influye en la colitis microscópica. Supuestamente este argumento erróneo se basa, por desgracia, en una falta de datos definitivos de investigaciones. Pero que no existan investigadores que hayan desarrollado un programa válido de investigación para estudiar el concepto del control de la dieta para la CM no significa necesariamente que el tratamiento mediante cambios en la dieta no sea razonable. Ningún investigador ha demostrado todavía que la CM no se pueda controlar mediante cambios en la dieta. Pero como los especialistas del aparato digestivo no tienen datos sobre los que puedan disputar el tratamiento mediante la dieta, hoy en día hay muchos menos que se aferran a ese punto de vista desfasado. Cada vez hay más departamentos de gastroenterología en grandes hospitales que empiezan a aceptar la dieta sin gluten como parte de un programa de tratamiento recomendado para los pacientes con colitis microscópica según la información que publican en los sitios web. En el sitio web de la Clínica Mayo ahora se recomienda la dieta sin gluten como parte del programa de tratamiento autogestionado para la colitis microscópica.
Mientras que algunos pacientes toleran el uso de ciertos productos probióticos, la mayoría de pacientes con CM opinan que los probióticos o prebióticos en general no les ayudan a alcanzar la remisión o que incluso empeoran la situación ya que provocan una reacción. Por eso, por normal general, a la mayoría de pacientes con CM les conviene más no tomarlos, al menos en las etapas iniciales del tratamiento. Está abierto a debate si son útiles en una etapa posterior del tratamiento.
La colitis microscópica se asocia a una mayor permeabilidad intestinal (o síndrome de intestino permeable)
Los investigadores han demostrado que el gluten causa impermeabilidad intestinal en todas las personas, no solo en los celíacos (Drago, et al., 2006).1 Con el tiempo, una exposición regular continuada al gluten empeora la permeabilidad intestinal. Puede llegar un momento en que esta dolencia sea lo suficientemente grave para que algunos péptidos lleguen a atravesar las uniones herméticas en el torrente sanguíneo. Los péptidos son cadenas de aminoácidos de corta o mediana longitud que dan lugar a un digestión incompleta de ciertas moléculas de proteína, como el gluten y la caseína. Esto sucede porque las uniones herméticas de la pared del intestino delgado están más abiertas y durante más tiempo de lo normal. Normalmente las uniones herméticas solo se abren ampliamente para permitir que las atraviesen los nutrientes en forma de aminoácidos individuales y luego se cierran tras permitir la absorción de los nutrientes.
Pero cuando los péptidos son capaces de atravesar estas uniones y llegan al torrente sanguíneo, el sistema inmunitario enseguida identifica que los péptidos no deberían estar allí, así que los marca como invasores extraños y empieza a producir anticuerpos para combatirlos. Esto sensibiliza el sistema inmunitario para que la próxima vez que aparezcan los péptidos en la sangre, aumente la producción de anticuerpos y se libere toda una gama de agentes inflamatorios que intentaran destruir a los invasores. Si estas exposiciones se repiten, provocarán una afección según la que en cualquier momento esa proteína particular será identificada en el sistema digestivo, por lo que se desencadenará una reacción del sistema inmunitario, el mismo sistema que ofrece inmunidad a una enfermedad en respuesta a una vacuna. Las vacunas provocan que el sistema inmunitario empiece a producir anticuerpos contra un patógeno específico en el futuro, cualquier exposición a dicho patógeno producirá un flujo de anticuerpos que estimula la liberación de mecanismos de defensa adicionales del sistema inmunitario para destruir al patógeno antes de que se pueda establecer bien.
Los linfocitos (glóbulos blancos) que infiltran el revestimiento mucoso del colon mientras se desarrolla la colitis linfocítica (microscópica) son un ejemplo de una respuesta del sistema inmunitario a la producción de anticuerpos. Al ingerir comida se producen anticuerpos IgA en los intestinos, lo que conlleva una mayor infiltración de linfocitos en la mucosa. Los linfocitos son enviados para destruir la amenaza señalada creada por los péptidos que se están filtrando en el torrente sanguíneo. Pero dado que estos glóbulos blancos están diseñados para eliminar a los patógenos, no son eficaces para destruir los péptidos (que de hecho no son patógenos y no están vivos) y son incapaces de evitar que entren en el torrente sanguíneo.
Los linfocitos causan inflamación, pero normalmente solo lo hacen de forma temporal ya que después de que los patógenos que son objeto del ataque hayan sido destruidos, desaparece la inflamación a medida que descienden las poblaciones de células T, citoquinas, macrófagos y diferentes defensas del sistema inmunitario y vuelven a los niveles normales. Pero cuando el ataque ha sido desencadenado por sensibilidad a determinados alimentos, nunca terminará a menos que se hagan cambios en la dieta para detener la producción de anticuerpos eliminando los alimentos la desencadenan. Sin introducir cambios en la dieta, la colitis microscópica tiende a autoperpetuarse. Sucede algo similar con la CM inducida por un medicamento. Mientras se siga tomando el medicamento que estimula la producción de anticuerpos, seguirá produciéndose la inflamación resultante y se prolongarán los síntomas clínicos.
Por esta razón, los alimentos que ha ido ingiriendo un paciente durante muchos años sin problemas de repente pueden empezar a provocar serios problemas en el sistema digestivo. Por desgracia, el tipo de sensibilidad al gluten que suele ocurrir con la CM no se detecta normalmente en los análisis de sangre que realizan los médicos para detectar la enfermedad celíaca. La comunidad médica general no dispone de ninguna prueba científica aprobada oficialmente para detectar la sensibilidad al gluten no celíaca. Por eso, a menos que estén dispuestos a encargar un análisis de heces realizado por EnteroLab (un laboratorio completamente acreditado ubicado en Dallas, Texas) los médicos no tienen manera de detectar el tipo de sensibilidad al gluten que suelen tener los pacientes con CM ni tampoco otras sensibilidades alimentarias, a no ser que los pacientes sean alérgicos a estos alimentos (lo cual surge por una reacción de otro tipo).
Tratar la enfermedad introduciendo cambios en la dieta es posible con o sin el uso de medicamentos
Mientras algunos pacientes con CM tienen la suerte de responder con rapidez a los cambios en la dieta, otros pueden tardar semanas o hasta meses hasta que su intestino se cure lo suficiente como para que noten una mejora significativa. Los niños suelen recuperarse con rapidez pero los adultos tardan más tiempo porque debido a su edad el proceso de curación se ve ralentizado. En consecuencia, algunos pacientes toman medicación para enmascarar los síntomas, mientras que los cambios en la dieta curan los intestinos. Por desgracia, la medicación que se suele usar para tratar la enfermedad en realidad no cura los intestinos. De hecho, según unos estudios los corticosteroides por ejemplo, retrasan la curación. La medicación solo trata los síntomas, así que poco después de terminar el tratamiento con medicación, los síntomas suelen regresar. Al introducir los cambios adecuados en la dieta, se puede prevenir la inflamación en primer lugar, lo cual permite que se curen los intestinos. También hay que tener en cuenta que como los antinflamatorios tienen a enmascarar las sensibilidades alimentarias, al usarlos puede resultar más difícil identificarlas. Por ello, cuando se usa un antinflamatorio de manera simultánea junto a cambios en la dieta, puede ser necesario ajustar la dieta a medida que se disminuye la dosis de medicación.
Los intestinos dañados por la inflamación tardan mucho en curarse
Los niños se curan relativamente rápido, a menudo al cabo de 1 año o menos, pero a los adultos les suele costar más tiempo, entre 2 o 3 años para curarse por completo y en algunos casos, incluso más. Al alcanzar la remisión, cuando los intestinos ya se han curado en gran parte, según la edad, el alcance de los daños y el estado de salud del sistema inmunitario, se pueden reintroducir poco a poco a la dieta niveles normales de fibra y azúcar y verdura cruda. Lo mejor es reintroducir un ingrediente cada vez, durante 3 días, empezando con una pequeña porción y aumentándola a diario. Si no aparece ninguna reacción a los 3 días, podemos asumir que es segura y la podemos mantener en la dieta.
Un análisis fiable de heces puede ahorrar muchas pruebas de ensayo y error para descubrir sensibilidades alimentarias
Actualmente el único laboratorio del mundo que parece ofrecer pruebas de heces correcta y fiable para sensibilidades alimentarias es EnteroLab, situado en Dallas, Texas. Aunque muchos laboratorios ofrecen análisis de sangre y otros métodos de pruebas para detectar sensibilidades alimentarias, la experiencia combinada de muchos más pacientes con CM muestra que, en general, esas pruebas son menos sensibles y fiables que las pruebas de heces de EnteroLab. Los anticuerpos se producen en los intestinos y, en consecuencia, están concentrados en las heces en lugar de en la sangre o en cualquier otro medio usado con el fin de realizar pruebas. A la sangre solo va a parar una fracción relativamente pequeña de los anticuerpos, por lo que resulta más difícil detectarlos en ella.1. Drago, S., El Asmar, R., Di Pierro, M., Grazia, C. M., Tripathi, A., Sapone, A., . . . Fasano, A. (2006). Gliadin, zonulin and gut permeability: Effects on celiac and non-celiac intestinal mucosa and intestinal cell lines. Scandinavian Journal of Gastroenterology, 41(4), 408–19. Extraído de: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16635908
Muchos pacientes con colitis microscópica han podido controlar sus síntomas y volver a la vida normal modificando la dieta. Se puede conseguir eliminando todos los alimentos que hacen que el sistema inmunitario produzca anticuerpos que pueden detectarse mediante la prueba de detección de anticuerpos IgA en muestras de heces, no comiendo fruta y verdura cruda y limitando la ingesta de fibra, azúcar, edulcorantes artificiales, alimentos ácidos y picantes. Los alimentos más comunes que causan que el sistema inmunitario produzca anticuerpos son el gluten, la caseína (la principal proteína de todos los productos lácteos), la soja y los huevos, en este orden. No todos los pacientes con CM son sensibles a todos estos alimentos, pero muchos lo son y algunos son sensibles a otros alimentos. La comida integral no procesada, como la que aparece en la imagen de al lado, no solo favorecerá la curación, sino que es mucho más sana en la mayoría de casos.
Durante décadas, muchos gastroenterólogos han afirmado que la dieta no influye en la colitis microscópica. Supuestamente este argumento erróneo se basa, por desgracia, en una falta de datos definitivos de investigaciones. Pero que no existan investigadores que hayan desarrollado un programa válido de investigación para estudiar el concepto del control de la dieta para la CM no significa necesariamente que el tratamiento mediante cambios en la dieta no sea razonable. Ningún investigador ha demostrado todavía que la CM no se pueda controlar mediante cambios en la dieta. Pero como los especialistas del aparato digestivo no tienen datos sobre los que puedan disputar el tratamiento mediante la dieta, hoy en día hay muchos menos que se aferran a ese punto de vista desfasado. Cada vez hay más departamentos de gastroenterología en grandes hospitales que empiezan a aceptar la dieta sin gluten como parte de un programa de tratamiento recomendado para los pacientes con colitis microscópica según la información que publican en los sitios web. En el sitio web de la Clínica Mayo ahora se recomienda la dieta sin gluten como parte del programa de tratamiento autogestionado para la colitis microscópica.
Mientras que algunos pacientes toleran el uso de ciertos productos probióticos, la mayoría de pacientes con CM opinan que los probióticos o prebióticos en general no les ayudan a alcanzar la remisión o que incluso empeoran la situación ya que provocan una reacción. Por eso, por normal general, a la mayoría de pacientes con CM les conviene más no tomarlos, al menos en las etapas iniciales del tratamiento. Está abierto a debate si son útiles en una etapa posterior del tratamiento.
La colitis microscópica se asocia a una mayor permeabilidad intestinal (o síndrome de intestino permeable)
Los investigadores han demostrado que el gluten causa impermeabilidad intestinal en todas las personas, no solo en los celíacos (Drago, et al., 2006).1 Con el tiempo, una exposición regular continuada al gluten empeora la permeabilidad intestinal. Puede llegar un momento en que esta dolencia sea lo suficientemente grave para que algunos péptidos lleguen a atravesar las uniones herméticas en el torrente sanguíneo. Los péptidos son cadenas de aminoácidos de corta o mediana longitud que dan lugar a un digestión incompleta de ciertas moléculas de proteína, como el gluten y la caseína. Esto sucede porque las uniones herméticas de la pared del intestino delgado están más abiertas y durante más tiempo de lo normal. Normalmente las uniones herméticas solo se abren ampliamente para permitir que las atraviesen los nutrientes en forma de aminoácidos individuales y luego se cierran tras permitir la absorción de los nutrientes.
Pero cuando los péptidos son capaces de atravesar estas uniones y llegan al torrente sanguíneo, el sistema inmunitario enseguida identifica que los péptidos no deberían estar allí, así que los marca como invasores extraños y empieza a producir anticuerpos para combatirlos. Esto sensibiliza el sistema inmunitario para que la próxima vez que aparezcan los péptidos en la sangre, aumente la producción de anticuerpos y se libere toda una gama de agentes inflamatorios que intentaran destruir a los invasores. Si estas exposiciones se repiten, provocarán una afección según la que en cualquier momento esa proteína particular será identificada en el sistema digestivo, por lo que se desencadenará una reacción del sistema inmunitario, el mismo sistema que ofrece inmunidad a una enfermedad en respuesta a una vacuna. Las vacunas provocan que el sistema inmunitario empiece a producir anticuerpos contra un patógeno específico en el futuro, cualquier exposición a dicho patógeno producirá un flujo de anticuerpos que estimula la liberación de mecanismos de defensa adicionales del sistema inmunitario para destruir al patógeno antes de que se pueda establecer bien.
Los linfocitos (glóbulos blancos) que infiltran el revestimiento mucoso del colon mientras se desarrolla la colitis linfocítica (microscópica) son un ejemplo de una respuesta del sistema inmunitario a la producción de anticuerpos. Al ingerir comida se producen anticuerpos IgA en los intestinos, lo que conlleva una mayor infiltración de linfocitos en la mucosa. Los linfocitos son enviados para destruir la amenaza señalada creada por los péptidos que se están filtrando en el torrente sanguíneo. Pero dado que estos glóbulos blancos están diseñados para eliminar a los patógenos, no son eficaces para destruir los péptidos (que de hecho no son patógenos y no están vivos) y son incapaces de evitar que entren en el torrente sanguíneo.
Los linfocitos causan inflamación, pero normalmente solo lo hacen de forma temporal ya que después de que los patógenos que son objeto del ataque hayan sido destruidos, desaparece la inflamación a medida que descienden las poblaciones de células T, citoquinas, macrófagos y diferentes defensas del sistema inmunitario y vuelven a los niveles normales. Pero cuando el ataque ha sido desencadenado por sensibilidad a determinados alimentos, nunca terminará a menos que se hagan cambios en la dieta para detener la producción de anticuerpos eliminando los alimentos la desencadenan. Sin introducir cambios en la dieta, la colitis microscópica tiende a autoperpetuarse. Sucede algo similar con la CM inducida por un medicamento. Mientras se siga tomando el medicamento que estimula la producción de anticuerpos, seguirá produciéndose la inflamación resultante y se prolongarán los síntomas clínicos.
Por esta razón, los alimentos que ha ido ingiriendo un paciente durante muchos años sin problemas de repente pueden empezar a provocar serios problemas en el sistema digestivo. Por desgracia, el tipo de sensibilidad al gluten que suele ocurrir con la CM no se detecta normalmente en los análisis de sangre que realizan los médicos para detectar la enfermedad celíaca. La comunidad médica general no dispone de ninguna prueba científica aprobada oficialmente para detectar la sensibilidad al gluten no celíaca. Por eso, a menos que estén dispuestos a encargar un análisis de heces realizado por EnteroLab (un laboratorio completamente acreditado ubicado en Dallas, Texas) los médicos no tienen manera de detectar el tipo de sensibilidad al gluten que suelen tener los pacientes con CM ni tampoco otras sensibilidades alimentarias, a no ser que los pacientes sean alérgicos a estos alimentos (lo cual surge por una reacción de otro tipo).
Tratar la enfermedad introduciendo cambios en la dieta es posible con o sin el uso de medicamentos
Mientras algunos pacientes con CM tienen la suerte de responder con rapidez a los cambios en la dieta, otros pueden tardar semanas o hasta meses hasta que su intestino se cure lo suficiente como para que noten una mejora significativa. Los niños suelen recuperarse con rapidez pero los adultos tardan más tiempo porque debido a su edad el proceso de curación se ve ralentizado. En consecuencia, algunos pacientes toman medicación para enmascarar los síntomas, mientras que los cambios en la dieta curan los intestinos. Por desgracia, la medicación que se suele usar para tratar la enfermedad en realidad no cura los intestinos. De hecho, según unos estudios los corticosteroides por ejemplo, retrasan la curación. La medicación solo trata los síntomas, así que poco después de terminar el tratamiento con medicación, los síntomas suelen regresar. Al introducir los cambios adecuados en la dieta, se puede prevenir la inflamación en primer lugar, lo cual permite que se curen los intestinos. También hay que tener en cuenta que como los antinflamatorios tienen a enmascarar las sensibilidades alimentarias, al usarlos puede resultar más difícil identificarlas. Por ello, cuando se usa un antinflamatorio de manera simultánea junto a cambios en la dieta, puede ser necesario ajustar la dieta a medida que se disminuye la dosis de medicación.
Los intestinos dañados por la inflamación tardan mucho en curarse
Los niños se curan relativamente rápido, a menudo al cabo de 1 año o menos, pero a los adultos les suele costar más tiempo, entre 2 o 3 años para curarse por completo y en algunos casos, incluso más. Al alcanzar la remisión, cuando los intestinos ya se han curado en gran parte, según la edad, el alcance de los daños y el estado de salud del sistema inmunitario, se pueden reintroducir poco a poco a la dieta niveles normales de fibra y azúcar y verdura cruda. Lo mejor es reintroducir un ingrediente cada vez, durante 3 días, empezando con una pequeña porción y aumentándola a diario. Si no aparece ninguna reacción a los 3 días, podemos asumir que es segura y la podemos mantener en la dieta.
Un análisis fiable de heces puede ahorrar muchas pruebas de ensayo y error para descubrir sensibilidades alimentarias
Actualmente el único laboratorio del mundo que parece ofrecer pruebas de heces correcta y fiable para sensibilidades alimentarias es EnteroLab, situado en Dallas, Texas. Aunque muchos laboratorios ofrecen análisis de sangre y otros métodos de pruebas para detectar sensibilidades alimentarias, la experiencia combinada de muchos más pacientes con CM muestra que, en general, esas pruebas son menos sensibles y fiables que las pruebas de heces de EnteroLab. Los anticuerpos se producen en los intestinos y, en consecuencia, están concentrados en las heces en lugar de en la sangre o en cualquier otro medio usado con el fin de realizar pruebas. A la sangre solo va a parar una fracción relativamente pequeña de los anticuerpos, por lo que resulta más difícil detectarlos en ella.1. Drago, S., El Asmar, R., Di Pierro, M., Grazia, C. M., Tripathi, A., Sapone, A., . . . Fasano, A. (2006). Gliadin, zonulin and gut permeability: Effects on celiac and non-celiac intestinal mucosa and intestinal cell lines. Scandinavian Journal of Gastroenterology, 41(4), 408–19. Extraído de: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16635908