¿CÓMO INFLUIRÁ LA enfermedad EN mi estilo de vida?

Aunque la colitis microscópica se considera entre la comunidad médica como una enfermedad "benigna", que implica que no suele conllevar un fatal desenlace, en realidad es una enfermedad muy complicada y tiene consecuencias que alteran la vida. Controlar los síntomas no es nada fácil, pero se puede conseguir, con o sin procedimientos médicos. Vivir con la enfermedad es un poco como intentar que un grupo de patos caminen todos en fila todo el tiempo. Incluso si solo uno se aparta de los demás, lo más probable es que se produzcan síntomas.
Es interesante señalar que si nos basamos en las diversas características de todos los miembros del foro de discusión relacionado con este sitio web, los pacientes con CM no parecen ser una sección representativa de la población general. Todo lo contrario, la demografía sugiere que la enfermedad puede tender a afectar a las personas perfeccionistas, a quienes se esfuerzan al máximo y a aquellas que se describen como "fanáticos del control". ¿Y eso qué implica? Pues sugiere que un rasgo concreto de la personalidad puede ser la razón principal por la que el estrés es un factor dominante en el desarrollo de la enfermedad.
La CM puede causar síntomas debilitantes que no solo incluyen al menos una pérdida parcial del control de ciertas funciones corporales, si no que a menudo causan fatiga extrema, dolores generalizados y problemas de memoria y de las funciones cognitivas, la a menudo llamada niebla cerebral. Por ello, surge una situación no aceptable para la persona que se define a sí misma con los rasgos de la personalidad ya descritos. No debería sorprendernos que perder el control sobre tantos aspectos de la vida que afectan tanto al trabajo como al ocio tienda a aumentar el nivel de estrés ya existente y pueda causar síntomas de depresión.
Inicialmente, casi todos los afectados intentan mantener su estilo de vida actual ya que asumen que la enfermedad pronto responderá al tratamiento y podrán volver a su vida normal. Pero con el tiempo la mayoría confiesa que simplemente no puede seguir con sus horarios actuales. Más tarde o más temprano es evidente que deben hacer concesiones a la enfermedad y ajustar sus horarios. Se requiere tanto esfuerzo para combatir la inflamación relacionada con la enfermedad que hay que reservar tiempo para descansar, y no solo para recuperar fuerzas, sino para que los tejidos dañados por la inflamación se puedan curar. Durante la fase de recuperación lo que resulta favorable es vivir día a día. No es necesario dejarlo todo de lado. Pero afrontar la enfermedad y curarse es mucho más sencillo si se hace a un ritmo tranquilo en lugar de manteniendo la misma vida ajetreada que tenían la mayoría de los pacientes antes de que se manifestara la enfermedad.
En otras palabras, es más fácil controlar la enfermedad si aprendemos a no esforzarnos al máximo y dejamos de tener como objetivo hacerlo todo a la perfección, al menos durante la fase de recuperación. Controlando los aspectos de la vida que son controlables (o que se han de controlar) y aceptando lo que no se puede controlar o lo que no es conveniente que intentemos controlar contribuirá en gran medida a un entorno más favorable para la recuperación.
La recuperación puede convertirse en una montaña rusa con numerosos contratiempos y, por encima de todo, la curación lleva tiempo. Al hacerlo de manera correcta se reducirá el tiempo de recuperación y se adoptarán buenos hábitos que podrán acelerar la recuperación si se tienen recaídas en el futuro. Mientras uno se recupera es conveniente pensar en las cosas que podremos hacer cuando tengamos la enfermedad bajo control, en lugar de solo pensar en lo que no podemos hacer debido a las restricciones necesarias durante la recuperación.
La colitis microscópica cambia las reglas del juego en la vida. Eso no significa que debemos dejar que nos controle la vida, aunque sí implica que hay que aceptar y respetar la enfermedad. Por eso, es necesario dejar de lado la perfección y evitar el estrés ya que son desencadenantes habituales de la enfermedad. Cuando se reduce el nivel de estrés de manera tolerable y se deja que pase suficiente tiempo para que el tratamiento funcione, los síntomas empiezan a desaparecer y se podrán controlar y prevenir en el futuro utilizando métodos similares.
Al principio puede resultar difícil aceptar y respetar la enfermedad porque lo más natural es subestimarla, una emoción que obviamente no encaja con la noción de "respeto". También es necesario desarrollar un plan para reorganizar el estilo de vida de la persona para que incorporar en él la enfermedad. Una vez diagnosticada, la enfermedad formará siempre parte de la vida. No hace falta reorganizarlo todo de inmediato, ya que esto es algo que suele surgir de manera natural a medida que avanza la curación y volvemos a sentirnos mejor.
Pero preocuparse en la fase inicial y sentir culpabilidad por no poder participar en eventos sociales es contra productivo y lo único que se consigue es aumentar el nivel de estrés. Y lo peor que puede pasar es sentir más estrés ya que es el principal culpable de provocar la inflamación de los intestinos, lo cual que iniciará una cascada de eventos que conllevarán el desarrollo de la colitis microscópica.
Es necesario centrarse en opciones realistas, y no en lo que ya no es viable quizá de manera provisional. Del mismo modo, hay que centrarse en los alimentos que no provoquen reacciones y sean nutritivos y curativos, en lugar de en los tóxicos y no seguros. Según estudios los genes que predisponen a padecer estas sensibilidades alimentarias a menudo se desencadenan cuando se activan los genes que predisponen a padecer CM. Es la razón por la cual los alimentos que antes eran seguros, de repente nos resultan tóxicos.
Esto nos crea un gran dilema, casi similar a mudarnos a vivir a otro país o, incluso, a otro planeta. El pasado de repente nos parece muy lejano y es necesario desarrollar un nuevo estilo de vida con otras normas. Aunque es habitual sentir aversión a los cambios (especialmente, los forzados), resulta sorprendente que muchos pacientes con CM descubran que pueden llegar a sentirse más felices que en el pasado y que ahora valoran más la vida. Este concepto puede ser difícil de comprender nada más conocer el diagnóstico. Pero el cuerpo humano es muy flexible y enseguida aprende a valorar un nuevo estilo de vida.
Como apuntó un sabio miembro de nuestro foro de discusión, es necesario asumir la enfermedad, ya que forma parte integrante de nuestra vida, para lo bueno o para lo malo. Aceptar la enfermedad es esencial para aprender a controlarla y para que volvamos a sentirnos bien. No hay duda de que hay vida más allá de la colitis microscópica, una vida que puede ser todo lo placentera que nosotros queramos.
Es interesante señalar que si nos basamos en las diversas características de todos los miembros del foro de discusión relacionado con este sitio web, los pacientes con CM no parecen ser una sección representativa de la población general. Todo lo contrario, la demografía sugiere que la enfermedad puede tender a afectar a las personas perfeccionistas, a quienes se esfuerzan al máximo y a aquellas que se describen como "fanáticos del control". ¿Y eso qué implica? Pues sugiere que un rasgo concreto de la personalidad puede ser la razón principal por la que el estrés es un factor dominante en el desarrollo de la enfermedad.
La CM puede causar síntomas debilitantes que no solo incluyen al menos una pérdida parcial del control de ciertas funciones corporales, si no que a menudo causan fatiga extrema, dolores generalizados y problemas de memoria y de las funciones cognitivas, la a menudo llamada niebla cerebral. Por ello, surge una situación no aceptable para la persona que se define a sí misma con los rasgos de la personalidad ya descritos. No debería sorprendernos que perder el control sobre tantos aspectos de la vida que afectan tanto al trabajo como al ocio tienda a aumentar el nivel de estrés ya existente y pueda causar síntomas de depresión.
Inicialmente, casi todos los afectados intentan mantener su estilo de vida actual ya que asumen que la enfermedad pronto responderá al tratamiento y podrán volver a su vida normal. Pero con el tiempo la mayoría confiesa que simplemente no puede seguir con sus horarios actuales. Más tarde o más temprano es evidente que deben hacer concesiones a la enfermedad y ajustar sus horarios. Se requiere tanto esfuerzo para combatir la inflamación relacionada con la enfermedad que hay que reservar tiempo para descansar, y no solo para recuperar fuerzas, sino para que los tejidos dañados por la inflamación se puedan curar. Durante la fase de recuperación lo que resulta favorable es vivir día a día. No es necesario dejarlo todo de lado. Pero afrontar la enfermedad y curarse es mucho más sencillo si se hace a un ritmo tranquilo en lugar de manteniendo la misma vida ajetreada que tenían la mayoría de los pacientes antes de que se manifestara la enfermedad.
En otras palabras, es más fácil controlar la enfermedad si aprendemos a no esforzarnos al máximo y dejamos de tener como objetivo hacerlo todo a la perfección, al menos durante la fase de recuperación. Controlando los aspectos de la vida que son controlables (o que se han de controlar) y aceptando lo que no se puede controlar o lo que no es conveniente que intentemos controlar contribuirá en gran medida a un entorno más favorable para la recuperación.
La recuperación puede convertirse en una montaña rusa con numerosos contratiempos y, por encima de todo, la curación lleva tiempo. Al hacerlo de manera correcta se reducirá el tiempo de recuperación y se adoptarán buenos hábitos que podrán acelerar la recuperación si se tienen recaídas en el futuro. Mientras uno se recupera es conveniente pensar en las cosas que podremos hacer cuando tengamos la enfermedad bajo control, en lugar de solo pensar en lo que no podemos hacer debido a las restricciones necesarias durante la recuperación.
La colitis microscópica cambia las reglas del juego en la vida. Eso no significa que debemos dejar que nos controle la vida, aunque sí implica que hay que aceptar y respetar la enfermedad. Por eso, es necesario dejar de lado la perfección y evitar el estrés ya que son desencadenantes habituales de la enfermedad. Cuando se reduce el nivel de estrés de manera tolerable y se deja que pase suficiente tiempo para que el tratamiento funcione, los síntomas empiezan a desaparecer y se podrán controlar y prevenir en el futuro utilizando métodos similares.
Al principio puede resultar difícil aceptar y respetar la enfermedad porque lo más natural es subestimarla, una emoción que obviamente no encaja con la noción de "respeto". También es necesario desarrollar un plan para reorganizar el estilo de vida de la persona para que incorporar en él la enfermedad. Una vez diagnosticada, la enfermedad formará siempre parte de la vida. No hace falta reorganizarlo todo de inmediato, ya que esto es algo que suele surgir de manera natural a medida que avanza la curación y volvemos a sentirnos mejor.
Pero preocuparse en la fase inicial y sentir culpabilidad por no poder participar en eventos sociales es contra productivo y lo único que se consigue es aumentar el nivel de estrés. Y lo peor que puede pasar es sentir más estrés ya que es el principal culpable de provocar la inflamación de los intestinos, lo cual que iniciará una cascada de eventos que conllevarán el desarrollo de la colitis microscópica.
Es necesario centrarse en opciones realistas, y no en lo que ya no es viable quizá de manera provisional. Del mismo modo, hay que centrarse en los alimentos que no provoquen reacciones y sean nutritivos y curativos, en lugar de en los tóxicos y no seguros. Según estudios los genes que predisponen a padecer estas sensibilidades alimentarias a menudo se desencadenan cuando se activan los genes que predisponen a padecer CM. Es la razón por la cual los alimentos que antes eran seguros, de repente nos resultan tóxicos.
Esto nos crea un gran dilema, casi similar a mudarnos a vivir a otro país o, incluso, a otro planeta. El pasado de repente nos parece muy lejano y es necesario desarrollar un nuevo estilo de vida con otras normas. Aunque es habitual sentir aversión a los cambios (especialmente, los forzados), resulta sorprendente que muchos pacientes con CM descubran que pueden llegar a sentirse más felices que en el pasado y que ahora valoran más la vida. Este concepto puede ser difícil de comprender nada más conocer el diagnóstico. Pero el cuerpo humano es muy flexible y enseguida aprende a valorar un nuevo estilo de vida.
Como apuntó un sabio miembro de nuestro foro de discusión, es necesario asumir la enfermedad, ya que forma parte integrante de nuestra vida, para lo bueno o para lo malo. Aceptar la enfermedad es esencial para aprender a controlarla y para que volvamos a sentirnos bien. No hay duda de que hay vida más allá de la colitis microscópica, una vida que puede ser todo lo placentera que nosotros queramos.